UNA AMISTAD MUY ESPECIAL
Amigo mío, tú has sido mi salvación.
Cuando más necesitaba de alguien,
sin ni saberlo yo bien,
llegaste tú.
Con infinita paciencia
empezaste a abrir las puertas
que encarcelaban a mi alma herida.
Con gran ternura,
mis cicatrices descubriste,
y tus palabras delicadas
actuaron de bálsamo para curarlas.
Con increíble percepción,
viste mi dolor,
y con tu inmensa comprensión
lo convertiste en amor.
Encendiste una vela
y la colocaste en mi corazón
para que la constancia de su llama
aliviara mi desazón
cuando no estabas cerca.
Amigo mío, ¿cómo puedo agradecerte
todo lo que me has dado?
Aunque en el fondo sé
que deseas lo acepte sin más,
porque has llegado a quererme
como yo te quiero a ti,
amigo mío.
Betty